Juan 11:38-44
38 Jesús todavía estaba enojado cuando llegó a la tumba, una cueva con una piedra que tapaba la entrada. 39 «Corran la piedra a un lado», les dijo Jesús. Entonces Marta, la hermana del muerto, protestó: —Señor, hace cuatro días que murió. Debe haber un olor espantoso. 40 Jesús respondió: —¿No te dije que si crees, verás la gloria de Dios? 41 Así que corrieron la piedra a un lado. Entonces Jesús miró al cielo y dijo: «Padre, gracias por haberme oído. 42 Tú siempre me oyes, pero lo dije en voz alta por el bien de toda esta gente que está aquí, para que crean que tú me enviaste». 43 Entonces Jesús gritó: «¡Lázaro, sal de ahí!». 44 Y el muerto salió de la tumba con las manos y los pies envueltos con vendas de entierro y la cabeza enrollada en un lienzo. Jesús les dijo: «¡Quítenle las vendas y déjenlo ir!».

 

Otra vez vemos la falta de fe de Marta. Todo este tiempo, ella parecía creer en la palabra de Jesús, pero a la hora de la verdad ella protestó lo que Jesús iba a hacer. Menos mal que cuando la gente, incluyendo Marta, tenían poca fe, Jesús tomó un paso extra para incrementar su fe. Esto lo vemos cuando Jesús resucitó a Lazaro pero antes de ello El oró en voz alta al Padre: “Padre, gracias por haberme oído. 42 Tú siempre me oyes, pero lo dije en voz alta por el bien de toda esta gente que está aquí, para que crean que tú me enviaste.”