Juan 12:27-33
27 »Ahora mi alma está muy entristecida. ¿Acaso debería orar: “Padre, sálvame de esta hora”? ¡Pero esa es precisamente la razón por la que vine! 28 Padre, glorifica tu nombre». Entonces habló una voz del cielo: «Ya he glorificado mi nombre y lo haré otra vez». 29 Al oír la voz, algunos de la multitud pensaron que era un trueno, mientras que otros decían que un ángel le había hablado. 30 Entonces Jesús les dijo: «La voz fue para beneficio de ustedes, no mío. 31 Ha llegado el tiempo de juzgar a este mundo, cuando Satanás —quien gobierna este mundo— será expulsado. 32 Y, cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí». 33 Con eso quería dar a entender de qué forma iba a morir.

 

Alguien me preguntó el otro día, si Dios es tan superpoderoso, Él pudo haber rescatado a Jesús, para que no fuera crucificado. También nos preguntamos, cuando Jesús estaba en la cruz, Él pudo haber pedido auxilio a Dios Padre o simplemente saltar de la cruz y no morir. Sin embargo, el pasaje de hoy nos da una respuesta bien clara. Jesús mismo dice <<Ahora mi alma está muy entristecida. ¿Acaso debería orar: “Padre, sálvame de esta hora”? ¡Pero esa es precisamente la razón por la que vine!>>
Ni Él, ni el Padre hizo lo que preguntamos en antes, porque de otra manera no tendríamos la salvación. Nadie puede morir por nuestros pecados, más que Jesús, nadie como Él es puro y sin pecado alguno. Esa es la única forma por la cual podemos ahora reconciliar con y glorificar a Dios, a través de Jesús.