Juan 15:1-4
1Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. 2 Él corta de mí toda rama que no produce fruto y poda las ramas que sí dan fruto, para que den aún más. 3 Ustedes ya han sido podados y purificados por el mensaje que les di. 4 Permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes. Pues una rama no puede producir fruto si la cortan de la vid, y ustedes tampoco pueden ser fructíferos a menos que permanezcan en mí.

Jesus es la vid, el Padre; el labrador, y nosotros somos las ramas! Todos nosotros quienes han aceptado a Jesús en nuestras vidas somos como las ramas que ya han sido podadas porque podemos dar frutos en la vid. Por eso Jesús nos llama a permanecer en El, que es la vid: “Permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes. Pues una rama no puede producir fruto si la cortan de la vid, y ustedes tampoco pueden ser fructíferos a menos que permanezcan en mí.” Muchas veces nos sentimos orgullosos por lo que hemos hecho o hemos alcanzado, pero en realidad no tenemos crédito a esas cosas, más bien es el proveedor, la vid, Jesús. Sin Él, no podemos hacer nada.

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