1 Timoteo 3:1-3

Si alguien desea dirigir una iglesia, realmente desea un buen trabajo. 2 Pero debe ser alguien a quien no se le pueda acusar de nada malo. Debe tener una sola esposa, controlar todos sus deseos, y pensar dos veces lo que va a hacer. Debe comportarse correctamente, recibir con gusto en su hogar a los visitantes, y saber enseñar. 3 No debe ser borracho ni violento, ni buscar pelea. Al contrario, debe ser amable y tranquilo, y no estar preocupado sólo por el dinero.

A pesar de que muchos de nosotros no dirigimos una iglesia, el pasaje de hoy nos hace reflexionar en nuestro servicio a Dios lo cual requiere también lo mencionado. En realidad como hijos de Dios deberíamos tratar de vivir de tal manera que no nos pueda acusar de nada malo. Habrá algo en tu vida o algo que haces (tus hábitos) que si alguien te descubre, te puede acusar de que lo que estás haciendo es malo?