1 Timoteo 5:1-2

No reprendas con dureza al anciano, sino aconséjalo como si fuera tu padre. Trata a los jóvenes como a hermanos; 2 a las ancianas, como a madres; a las jóvenes, como a hermanas, con toda pureza.

El pasaje de hoy nos enseña a cómo tratar a nuestros hermanos en Cristo. Ya que ninguno de nosotros, el cuerpo de Cristo, somos perfectos, cada uno tenemos personalidades únicas, muchas veces surge conflictos entre nos. Por eso, Pablo nos hace acordar que reprender el uno al otro con dureza no es la manera correcta de corregir e edificar al cuerpo de Cristo. Sin embargo, tampoco significa que nos quedemos callados y toleramos el pecado. Lo que nos anima a hacer es aconsejar con respeto y tratar el uno al otro con pureza como hermanos que somos.