Juan 2:13-16
13 Se acercaba la fecha de la celebración de la Pascua judía, así que Jesús fue a Jerusalén.14 Vio que en la zona del templo había unos comerciantes que vendían ganado, ovejas y palomas para los sacrificios; vio a otros que estaban en sus mesas cambiando dinero extranjero. 15 Jesús se hizo un látigo con unas cuerdas y expulsó a todos del templo. Echó las ovejas y el ganado, arrojó por el suelo las monedas de los cambistas y les volteó las mesas. 16 Luego se dirigió a los que vendían palomas y les dijo: «Saquen todas esas cosas de aquí. ¡Dejen de convertir la casa de mi Padre en un mercado!».

 

John 2:13-16
13 When it was almost time for the Jewish Passover, Jesus went up to Jerusalem. 14 In the temple courts he found people selling cattle, sheep and doves, and others sitting at tables exchanging money. 15 So he made a whip out of cords, and drove all from the temple courts, both sheep and cattle; he scattered the coins of the money changers and overturned their tables. 16 To those who sold doves he said, “Get these out of here! Stop turning my Father’s house into a market!”

 

Alguna vez se han preguntado por qué Jesús, lleno de amor y paciencia, se molesto de tal manera como lo indica en este pasaje? La razón por la cual se molesto fue: “¡Dejen de convertir la casa de mi Padre en un mercado!».” En ese tiempo, la gente usó el templo de Dios para otras cosas en vez de alabar y acercarse a Dios. Tal vez no vemos literalmente lo que el pasaje nos indica hoy en nuestras iglesias, pero pueden pensar semejantes situaciones en nuestros corazones? Si Dios dice que nuestro cuerpo es el templo de Dios, entonces estamos dando a Dios lo máximo de nuestros corazones, o solo cuando nos conviene? Que cosas tenemos adentro que corrompe el templo de Dios?