Juan 4: 4-14
4 En el camino, tenía que pasar por Samaria. 5 Entonces llegó a una aldea samaritana llamada Sicar, cerca del campo que Jacob le dio a su hijo José. 6 Allí estaba el pozo de Jacob; y Jesús, cansado por la larga caminata, se sentó junto al pozo cerca del mediodía. 7 Poco después, llegó una mujer samaritana a sacar agua, y Jesús le dijo: —Por favor, dame un poco de agua para beber. 8 Él estaba solo en ese momento porque sus discípulos habían ido a la aldea a comprar algo para comer. 9 La mujer se sorprendió, ya que los judíos rechazan todo trato con los samaritanos. Entonces le dijo a Jesús: —Usted es judío, y yo soy una mujer samaritana. ¿Por qué me pide agua para beber? 10 Jesús contestó: —Si tan sólo supieras el regalo que Dios tiene para ti y con quién estás hablando, tú me pedirías a mí, y yo te daría agua viva. 11 —Pero señor, usted no tiene ni una soga ni un balde —le dijo ella—, y este pozo es muy profundo. ¿De dónde va a sacar esa agua viva? 12 Además, ¿se cree usted superior a nuestro antepasado Jacob, quien nos dio este pozo? ¿Cómo puede usted ofrecer mejor agua que la que disfrutaron él, sus hijos y sus animales? 13 Jesús contestó: —Cualquiera que beba de esta agua pronto volverá a tener sed, 14 pero todos los que beban del agua que yo doy no tendrán sed jamás. Esa agua se convierte en un manantial que brota con frescura dentro de ellos y les da vida eterna.
Cuanta sed tienes hoy por beber del agua viva que solo Jesús nos puede dar? Jesus prometió a la Samaritana que si bebe de su agua nunca tendrá sed de nuevo. Muchas cosas que anhelamos tener y que pensamos van a calmar nuestra sed o satisfacer nuestros deseos son solo temporales. Pero el que nos puede satisfacer y dar vida eterna es todo lo que proviene de Dios. Tengamos sed por su palabra hoy:)
John 4:4-14
4 He had to go through Samaria on the way. 5 Eventually he came to the Samaritan village of Sychar, near the field that Jacob gave to his son Joseph. 6 Jacob’s well was there; and Jesus, tired from the long walk, sat wearily beside the well about noontime. 7 Soon a Samaritan woman came to draw water, and Jesus said to her, “Please give me a drink.” 8 He was alone at the time because his disciples had gone into the village to buy some food. 9 The woman was surprised, for Jews refuse to have anything to do with Samaritans. She said to Jesus, “You are a Jew, and I am a Samaritan woman. Why are you asking me for a drink?” 10 Jesus replied, “If you only knew the gift God has for you and who you are speaking to, you would ask me, and I would give you living water.” 11 “But sir, you don’t have a rope or a bucket,” she said, “and this well is very deep. Where would you get this living water? 12 And besides, do you think you’re greater than our ancestor Jacob, who gave us this well? How can you offer better water than he and his sons and his animals enjoyed?” 13 Jesus replied, “Anyone who drinks this water will soon become thirsty again. 14 But those who drink the water I give will never be thirsty again. It becomes a fresh, bubbling spring within them, giving them eternal life.”