Juan 11:28-37
28 Luego Marta regresó adonde estaba María y los que se lamentaban. La llamó aparte y le dijo: «El Maestro está aquí y quiere verte». 29 Entonces María salió enseguida a su encuentro. 30 Jesús todavía estaba fuera de la aldea, en el lugar donde se había encontrado con Marta. 31 Cuando los que estaban en la casa consolando a María la vieron salir con tanta prisa, creyeron que iba a la tumba de Lázaro a llorar. Así que la siguieron. 32 Cuando María llegó y vio a Jesús, cayó a sus pies y dijo: —Señor, si tan sólo hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. 33 Cuando Jesús la vio llorando y vio que los demás se lamentaban con ella, se enojó en su interior (o en Su espíritu) y se conmovió profundamente. 34 —¿Dónde lo pusieron? —les preguntó. Ellos le dijeron: —Señor, ven a verlo. 35 Entonces Jesús lloró. 36 Las personas que estaban cerca dijeron: «¡Miren cuánto lo amaba!». 37 Pero otros decían: «Este hombre sanó a un ciego. ¿Acaso no podía impedir que Lázaro muriera?».
Al ver llorar a María, Jesús se conmovió, pero al ver a los que los rodeaban lamentar y tener poca fe, Jesús se enojo en Su espíritu. Varias veces hemos leído sobre cuán incrédulos han sido los que seguían a Jesús. Sin embargo, esta es la primera vez que vemos describir los sentimientos de Jesús al respecto. A pesar de que Jesús ya les había explicado varias veces el milagro que El iba a hacer con Lázaro, la gente no comprendían y no pararon de lamentar. Por ejemplo, al oír la noticia sobre la enfermedad de Lázaro, Jesús contestó: “4 La enfermedad de Lázaro no acabará en muerte. Al contrario, sucedió para la gloria de Dios, a fin de que el Hijo de Dios reciba gloria como resultado.” También en el versículo 11, Jesús les había dicho y explicado con mucha paciencia que: “Lázaro se ha dormido…pero ahora iré a despertarlo.” Luego, con Marta, también le afirmó de que su hermano resucitará (v.23). Sin embargo, ellos seguían sin creer y no hacían más que quejar y juzgar a Jesús (v.37). Con razón que Jesús se enojó en Su interior. Vemos aquí la paciencia y compasión de nuestro Señor. El no expreso su enojo a las personas que no creían, más bien El tomo pasos extras en ayudar a que ellos creyeran (veremos esto en los versículos siguientes). Otra nota interesante, es que Jesús lloró. Aquí no especifica la razón por la cual lloro Jesús, tal vez fue una serie que emociones mixtas, pero la que predominaba era su compasión hacia el dolor de la gente.