Juan 12:25-26
25 Los que aman su vida en este mundo la perderán. Los que no le dan importancia a su vida en este mundo la conservarán por toda la eternidad. 26 Todo el que quiera ser mi discípulo debe seguirme, porque mis siervos tienen que estar donde yo estoy. El Padre honrará a todo el que me sirva.
Lo que dijo Jesús en estos dos versículos es una de las cualidades más importantes para servir a Dios. Cómo podemos amar a Dios más que a nuestra vida? La respuesta está en Jesús. El nos demostró con su vida en la tierra de que sí se puede. Jesús pudo permanecerse firme a su misión y convicción, porque siempre oraba al Padre para que le ayudara y diera fuerza. Cuando enfrentó tentaciones, El pensó y dependió en la Palabra de Dios y nunca pecó. El siempre pensaba en los demás y tenía compasión a los que sufren. El entrego su propia vida para salvarnos y cumplir la voluntad de Dios. Como siervos de Dios, están dispuestos a obedecer a la palabra de Jesus?: “Todo el que quiera ser mi discípulo debe seguirme, porque mis siervos tienen que estar donde yo estoy. El Padre honrará a todo el que me sirva.”
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