Juan 13: 31-35
31 En cuanto Judas salió del lugar, Jesús dijo: «Ha llegado el momento para que el Hijo del Hombre entre en su gloria y, por causa de él, Dios será glorificado. 32 Y dado que Dios recibe gloria a causa del Hijo, pronto le dará gloria al Hijo. 33 Mis queridos hijos, voy a estar con ustedes sólo un poco más de tiempo. Y, como les dije a los líderes judíos, ustedes me buscarán, pero no pueden ir adonde yo voy. 34 Así que ahora les doy un nuevo mandamiento: ámense unos a otros. Tal como yo los he amado, ustedes deben amarse unos a otros. 35 El amor que tengan unos por otros será la prueba ante el mundo de que son mis discípulos».
Este mandamiento que dio Jesús a los discípulos era muy importante, porque era unas horas antes de que fuera arrestado y separado de ellos. Jesús no solo nos comanda a amarnos unos a otros, sino amar tal como El nos ha amado. Esto implica tener el amor incondicional como nos ha mostrado Jesús a través del perdón, aceptación, misericordia, etc. Con el fin de que el amor que tenemos unos por otros sea la prueba ante el mundo de que somos discípulos de Jesús. Con el fin de que Dios sea glorificado, amemos unos a otros no como el mundo nos enseña, sino como Jesús lo hizo sin quejarse.