Juan 21:19-23
19 Jesús dijo eso para darle a conocer el tipo de muerte con la que Pedro glorificaría a Dios. Entonces Jesús le dijo: «Sígueme».
20 Pedro se dio vuelta y vio que, detrás de ellos, estaba el discípulo a quien Jesús amaba, el que se había inclinado hacia Jesús durante la cena para preguntarle: «Señor, ¿quién va a traicionarte?». 21 Pedro le preguntó a Jesús: —Señor, ¿qué va a pasar con él? 22 Jesús contestó: —Si quiero que él siga vivo hasta que yo regrese, ¿qué tiene que ver contigo? En cuanto a ti, sígueme.
23 Así que entre la comunidad de los creyentes corrió el rumor de que ese discípulo no moriría; pero eso no fue en absoluto lo que dijo Jesús. Él sólo dijo: «Si quiero que él siga vivo hasta que yo regrese, ¿qué tiene que ver contigo?».
Así como Pedro comparó a sí mismo con el otro discípulo, nosotros muchas veces también lo hacemos de tal manera. Cuando servimos a Dios, tendemos voltear y comparar lo que Dios nos llamó a hacer con nuestros hermanos. Tal vez alguna vez hemos preguntado “por qué yo y no él/ella?” O hasta nos quejamos del camino que Dios tiene planeado nosotros y lo comparamos con el camino de los otros. Sin embargo, Jesús lo dijo bien en claro que El es Dios; El es el que planea y Su plan es perfecto para cada uno de nosotros. Enfoquemos y sometemos con gozo y disposición al plan que tiene Dios planeado para nosotros. La próxima vez que nos comparamos con alguien, acordemos de esta pregunta de Jesús: “¿qué tiene que ver contigo?”