1 Corintios 15:1-9
1Ahora, amados hermanos, permítanme recordarles la Buena Noticia que ya les prediqué. En ese entonces, la recibieron con gusto y todavía permanecen firmes en ella. 2 Esa es la Buena Noticia que los salva si ustedes siguen creyendo el mensaje que les prediqué, a menos que hayan creído algo que a principio de cuentas nunca fue cierto.
3 Yo les transmití a ustedes lo más importante y lo que se me había transmitido a mí también. Cristo murió por nuestros pecados tal como dicen las Escrituras. 4 Fue enterrado y al tercer día fue levantado de los muertos, tal como dicen las Escrituras. 5 Lo vio Pedro y luego lo vieron los Doce. 6 Más tarde, lo vieron más de quinientos de sus seguidores a la vez, la mayoría de los cuales todavía viven, aunque algunos ya han muerto. 7 Luego lo vio Santiago, y después lo vieron todos los apóstoles. 8 Por último, como si hubiera nacido en un tiempo que no me correspondía, también lo vi yo. 9 Pues soy el más insignificante de todos los apóstoles. De hecho, ni siquiera soy digno de ser llamado apóstol después de haber perseguido la iglesia de Dios, como lo hice.
Esta es la Buena Noticia que nosotros hemos recibido basado en la verdad y una verdad confirmada y evidenciada por muchos testigos. Así como nos transmitió esta verdad y nosotros la recibimos con gusto, deberíamos permanecer firmes en ella y continuar transmitiéndola a los demás. Esta verdad es lo más importante, por eso requiere compromiso y firmeza por nuestra parte. El apóstol Pablo dijo “Esa es la Buena Noticia que los salva si ustedes siguen creyendo el mensaje que les prediqué, a menos que hayan creído algo que a principio de cuentas nunca fue cierto” o en otra versión dice: “Mediante este evangelio son salvos, si se aferran a la palabra que les prediqué. De otro modo, habrán creído en vano.” No nos quedemos en nuestro “gusto” y gozo de haber aceptado la salvación, además de ello, aferremos a la palabra que nos predicaron con firmeza y crezcamos en nuestra relación con Dios.