1 Timoteo 1:15-17
15 La siguiente declaración es digna de confianza, y todos deberían aceptarla: «Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores», de los cuales yo soy el peor de todos. 16 Pero Dios tuvo misericordia de mí, para que Cristo Jesús me usara como principal ejemplo de su gran paciencia con aun los peores pecadores. De esa manera, otros se darán cuenta de que también pueden creer en él y recibir la vida eterna. 17 ¡Qué todo el honor y toda la gloria sean para Dios por siempre y para siempre! Él es el Rey eterno, el invisible que nunca muere; solamente él es Dios. Amén.
En el pasaje de hoy vemos unos atributos muy característicos de nuestro Dios. El es paciente y misericordioso. No importa cuán “pecadores” somos, en otras palabras no importa lo que hayamos hecho, Dios nos perdona y nos da el regalo de la vida eterna. Además, El es paciente y tiene fe de que después de creer en El, estemos dispuestos a ser transformados por El así como lo hizo Pablo. Dios quiere el bien para nosotros.