Salmos 119:143
“Cuando la presión y el estrés se me vienen encima, yo encuentro alegría en tus mandatos.”
La vida de David estaba llena de estrés y presión, pero a pesar de que sus enemigos le perseguía y trataban de matarlo, él declaró: “Espero en silencio delante de Dios, porque de él proviene mi victoria” (Salmo 62:1). En vez de enfocarse en su estrés, se enfocó solamente en Dios, quien tiene el poder de ayudarlo. Demasiado estrés nos hace daño físicamente y emocionalmente. Y lo peor de todo es que el estrés puede silenciar la voz de Dios y hacernos muy vulnerables a las tentaciones de Satanás. La manera más efectiva de enfrentarla es a través de la oración, tener fe y devolver el control a Dios.