Juan 18:28-32
28 Luego los judíos llevaron a Jesús de la casa de Caifás al palacio del gobernador romano. Como ya amanecía, los judíos no entraron en el palacio, pues de hacerlo se contaminarían ritualmente y no podrían comer la Pascua. 29 Así que Pilato salió a interrogarlos: —¿De qué delito acusan a este hombre? 30 —Si no fuera un malhechor —respondieron—, no te lo habríamos entregado. 31 —Pues llévenselo ustedes y júzguenlo según su propia ley —les dijo Pilato. —Nosotros no tenemos ninguna autoridad para ejecutar a nadie —objetaron los judíos. 32 Esto sucedió para que se cumpliera lo que Jesús había dicho, al indicar la clase de muerte que iba a sufrir.
A pesar de que Jesús no cometió ningún delito, la gente lo acusó injustamente por ser un malhechor. Esta y más injusticias son las que Jesús tuvo que soportar por nosotros. A pesar de que Jesús vino al mundo para salvarnos; nosotros, los humanos, lo acusamos injustamente e incluso lo matamos. Ahora que tenemos la oportunidad de tener a Jesús en nuestras vidas, como deberíamos tratarlo?