Juan 6:26-33
26 Jesús les contestó: —Les digo la verdad, ustedes quieren estar conmigo porque les di de comer, no porque hayan entendido las señales milagrosas. 27 No se preocupen tanto por las cosas que se echan a perder, tal como la comida. Pongan su energía en buscar la vida eterna que puede darles el Hijo del Hombre. Pues Dios Padre me ha dado su sello de aprobación.
28 —Nosotros también queremos realizar las obras de Dios —contestaron ellos—. ¿Qué debemos hacer?
29 Jesús les dijo: —La única obra que Dios quiere que hagan es que crean en quien él ha enviado.
30 —Si quieres que creamos en ti —le respondieron—, muéstranos una señal milagrosa. ¿Qué puedes hacer? 31 Después de todo, ¡nuestros antepasados comieron maná mientras andaban por el desierto! Las Escrituras dicen: “Moisés les dio de comer pan del cielo”. 32 Jesús les respondió: —Les digo la verdad, no fue Moisés quien les dio el pan del cielo, fue mi Padre. Y ahora él les ofrece el verdadero pan del cielo, 33 pues el verdadero pan de Dios es el que desciende del cielo y da vida al mundo.

 

Una vez más vemos que la gente sólo desean los milagros y gracia de Dios, pero no seguir Su voluntad. Para ellos lo más importante es seguir viendo milagros tras milagros, ya sea para satisfacer sus necesidades o poder realizarlos ellos mismos para sentirse superiores y súper poderosos. A pesar de que Jesús fue muy explícito en decirles lo que realmente importaba en la vida, ellos seguían ignorantes y tercos en lo que les parecía. Sus ignorancia llegó hasta el punto de pensar que Moisés es el proveedor que puede tomar el lugar de Dios. Podremos pensar en ‘cuan ignorantes o sonsos son ellos’, pero en realidad nosotros somos semejantes a ellos en muchos aspectos. Cuántas veces hemos ignorado a Dios? Cuántas veces hemos admirado lo mundano en vez de la grandeza de Dios? Cuántas veces hemos obedecido a nuestros propios deseos en vez de escuchar a Dios?