Juan 18:10-11

10 Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la desenvainó, e hirió al siervo del sumo sacerdote, y le cortó la oreja derecha. Y el siervo se llamaba Malco.
11 Jesús entonces dijo a Pedro: Mete tu espada en la vaina; la copa que el Padre me ha dado, ¿no la he de beber?

Mientras Pedro reaccionó con violencia, Jesús permaneció calmado y firme a la misión por la cual El vino al mundo. El no solo impidió el acto violento de Pedro, pero también le afirmó de Su misión y obediencia al Padre. Si reflexionamos más profundo, Jesús es quien tiene todo el derecho de estar furioso y reaccionar de esa manera, pero a pesar de que El era inocente, El no reacciono a la injusticia con violencia, sino que con justicia. Me hizo pensar, cuantas veces me han frustrado las cosas injustas y he reaccionado de una manera incorrecta. Aprendamos del ejemplo de Jesús.