Juan 20:11-17
11 Pero María estaba fuera llorando junto al sepulcro; y mientras lloraba, se inclinó para mirar dentro del sepulcro; 12 y vio a dos ángeles con vestiduras blancas, que estaban sentados el uno a la cabecera, y el otro a los pies, donde el cuerpo de Jesús había sido puesto. 13 Y le dijeron: Mujer, ¿por qué lloras? Les dijo: Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto. 14 Cuando había dicho esto, se volvió, y vio a Jesús que estaba allí; mas no sabía que era Jesús. 15 Jesús le dijo: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el hortelano, le dijo: Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo lo llevaré. 16 Jesús le dijo: !!María! Volviéndose ella, le dijo: !!Raboni! (que quiere decir, Maestro). 17 Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios. 18 Fue entonces María Magdalena para dar a los discípulos las nuevas de que había visto al Señor, y que él le había dicho estas cosas.

María Magdalena reconoció inmediatamente a Jesús cuando El la llamo por su nombre. En ese mismo momento, ella reconoció que Jesús había resucitado. Ella siempre estuvo atenta a la palabra de Jesús. Antes de que Jesús fuera arrestado, ella ofreció lo mejor para Jesús, un frasco de perfume de alto precio. A pesar que Jesús había dicho en varias ocasiones a Sus discípulos de que El iba a ser crucificado y luego resucitado, los discípulos no hicieron nada por Jesús, mas María quien también sabía lo que iba a ocurrir a Jesús, humildemente le ofreció todo lo que tenía para honrarlo. Jesús le dijo en ese momento que no le aferre todavía, porque El todavía estaba con ellos en la tierra, pero ahora que El ha ascendido al cielo, tenemos que aferrarnos a Él cada día y no soltarlo nunca.