Gálatas 2:20
Mi antiguo yo ha sido crucificado con Cristo. Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Así que vivo en este cuerpo terrenal confiando en el Hijo de Dios, quien me amó y se entregó a sí mismo por mí.

En el momento que escogimos seguir a Jesús, nuestro antiguo ser murió. Ahora el que vive en nuestro corazón y mente es Jesús. A pesar de que somos de débiles y en este mundo enfrentamos diferentes tentaciones y desafíos, el versículo de hoy nos hace acordar que deberíamos vivir “en este cuerpo terrenal confiando en el Hijo de Dios.” Confiemos en quien nos amó y se entrego a sí mismo por nosotros. Dejemos que Jesús reine en nuestra vida.